En 1965, un grupo de estudiantes de arquitectura empezó a pensar que de mayores querían ser arquitectos. Sin embargo, después de conocer el mundo de los adultos (arquitectónicos y de otro tipo), decidieron que, aunque querían ser arquitectos, no querían convertirse en adultos. Así que, para hacer realidad su sueño, y siguiendo el ejemplo de Peter Pan, construyeron su propia islita feliz y la llamaron Studio65.
Estos jóvenes estudiantes de arquitectura eran también pintores, que pintaban con colores potentes. Como todos los jóvenes, amaban la vida hasta el punto de estar dispuestos a luchar para construir un mundo más justo, donde la imaginación y su forma de expresión pudieran encontrar un espacio y ser apreciadas. Amaban el Pop Art americano y las películas del New America Cinema, la Nouvelle Vague y la vanguardia italiana; Carmelo Bene, el lonesco, Beckett y el Living Theatre. Escuchaban música rock y jazz, y leían a Mayakovsky, Marcuse, Montale y Asor Rosa, Tafuri y Simone de Beauvoir.